Tu sentido del olfato puede ser prejuicioso

[فينيق]

Podría nuestra reacción a la imagen de una persona con sobrepeso u obesidad afectar la manera en que percibimos el olor? Un trío de investigadores, entre ellos dos de la UCLA, dice que sí.

Los investigadores descubrieron que las señales visuales asociadas a las personas con sobre peso u obesidad pueden influir en nuestro sentido del olfato, también influyen las cuestiones de índice de masa del perceptor.

Los participantes con un IMC más alto tendían a ser más críticos con la gente más pesada, también daban a los aromas una calificación más baja cuando las muestras de olor fueron pareadas con una persona obesa o con sobrepeso.

Los hallazgos, publicados en línea en el International Journal of Obesity y presentados en la conferencia anual de la American Psychosomatic Society, sugieren que el grado de polarización negativa hacia las personas con sobrepeso y obesidad puede ser mayor de lo que se creía. Así lo informa de EurekAlert! en un comunicado.

No pensarías que no gustarte el peso de alguien se podría ver entonces en una modalidad sensorial totalmente diferente, lo que nos hace pensar, ¿de que forma, que ni siquiera conocemos, el estigma del peso afecta nuestras vidas?, dijo A. Janet Tomiyama, profesora asistente de psicología de la UCLA. Tomiyama realizó la investigación con Angela Incollingo Rodríguez, estudiante de doctorado en psicología de la UCLA, y Andrew Ward, profesor de psicología en la Universidad de Swarthmore.

Este es el primer paso para demostrar que las consecuencias del estigma del peso podrían estar muy generalizadas en formas que ni siquiera conocemos”, dijo Tomiyama.

Incollingo Rodríguez, autora principal del informe, dijo que mientras algunas personas son abiertamente sesgadas, otras son más sutiles acerca de ello y pueden incluso no ser conscientes de que albergan sentimientos negativos hacia la gente pesada.

No hay controles y equilibrios sobre el estigma del peso en la forma en que se vería con el racismo, el sexismo o la homofobia”, dijo Tomiyama.

En dos estudios relacionados, los investigadores mostraron a los sujetos uno de los dos conjuntos de imágenes. Ambos conjuntos contenían fotografías de diferentes personas –la mitad tenían visiblemente sobrepeso y obesidad y la otra mitad que tenían peso normal o eran delgadas– junto con una serie de objetos “distractores”.

Con cada imagen que veían, se pidió a los participantes oler un contenedor de loción de teñido con un colorante de alimentos diferentes. Aunque todas las “muestras de olor” estaban en realidad libres de fragancia, los investigadores que rían comprobar si los participantes podrían percibir que tuvieran olores diferentes –y si sus reacciones podrían estar asociadas a las imágenes que estaban viendo al mismo tiempo.

Cuando cada imagen apareció, el experimentador colocaba la muestra de olor bajo la nariz del participante. Los participantes fueron instruidos para calificar cada aroma de 1 a 11. Cuanto más positiva era la calificación, más positivo era el olor reportado.

Los investigadores encontraron que cuando las personas con sobre peso u obesidad estaban en la pantalla, los participantes dieron peores calificaciones a las muestras de olor. Las imágenes de personas de tamaño medio, o delgadas, tienden a desencadenar calificaciones más altas.

La correlación entre los estímulos visuales y sentido del olfato está bien establecida. Investigaciones anteriores han conectado la percepción de malos olores a los sentimientos de disgusto.

En este momento, sólo tenemos un par de maneras de medir las actitudes implícitas, como una medida de prueba de asociación implícita”, dijo Icollingo Rodríguez. “Queríamos ver si mirar algo que se encuentra poco atractivo o desagradable podría influir en cómo se evalúa un olor que no tiene nada que ver con el peso. Esto demuestra que algo está ocurriendo de forma implícita, y es posible que hayamos aprovechado una nueva metodología para la evaluación de las personas”.

Dijo que el sesgo de peso puede afectar la vida cotidiana de las personas de muchas maneras diferentes, incluyendo la forma en que son tratados en situaciones sociales, así como las decisiones de contratación y promoción de la calidad de la atención médica que reciben.

También socava la motivación de las personas para la dieta y el ejercicio", dijo Incollingo Rodríguez. "En todo caso, el estigma es una barrera para estos cambios de vida que las personas suelen utilizar para bajar de peso."

El sesgo de peso también puede afectar la salud de las personas, incluso mediante el aumento de sus niveles de cortisol y haciéndoles comer más. En 2014, un estudio realizado por Tomiyama en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine mostró que el simple hecho de ser llamada "gorda" a los 10 años, aumentó las posibilidades de una niña de tener sobrepeso en el momento en que cumplió 19 años.

Al ser conscientes de nuestras actitudes profundamente arraigadas con respecto al peso, podemos empezar a cambiar nuestro comportamiento", señaló Incollingo Rodríguez.

http://quo.mx/noticias/2015/03/26/tu...tag=sociologia