En su libro “Incognito” el neurocientífico David Eagleman plantea unas interesantes reflexiones acerca del libre albedrío, la responsabilidad penal y el sistema judicial en base a los cada vez mayores avances en neurociencia. Y para centrar su argumentación presenta algunos sucesos muy llamativos acaecidos en EEUU.
El primero de ellos muestra que a mediados de los años 60 del siglo pasado un joven llamado Charles Whitman se subió a la torre de la Universidad de Texas y se puso a disparar indiscriminadamente tanto a viandantes como a los servicios de emergencias que acudieron posteriormente al lugar de los hechos, dejando un reguero de muertos y heridos hasta que tras varias horas de tiroteos fue finalmente abatido por agentes de la ley. Al acudir a su domicilio la policía encontró la siguiente nota acompañando a los cuerpos también asesinados de su mujer y su madre: