Uno de los grandes misterios del SIDA es porqué la infección presenta una mortalidad tan elevada en los humanos, mientras que virus similares no se comportan igual en otras especies de simios. No debemos olvidar que a un parásito, por lo general, no le interesa acabar con su hospedador, dado que se quedaría sin recursos. Sin embargo, el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) ha acabado con la vida de más de 25 millones de personas en los últimos 30 años, según los datos de la OMS.
El VIH es miembro de la familia de Virus de la Inmunodeficiencia en Simios (SIV), que generalmente no matan a sus hospedadores nativos. La forma en la que uno de estos virus se ha convertido en el VIH que afecta a los humanos es un aspecto que viene debatiéndose desde la detección de la enfermedad, siendo la hipótesis más aceptada el que algunos cazadores fueran infectados por la sangre de simios enfermos, iniciando así la propagación en las poblaciones humanas. De hecho, el SIV más estrechamente relacionado con el HIV es también un virus que adquirieron los chimpancés mediante la predación de otros monos (Baiels et al. 2003).